El otro día estaba leyendo un articulo de mi compañero de sector Dr Luis Barbero donde reflexionaba sobre la profesión del ortodoncista en un blog de Smart Aligner Services y me hizo reflexionar.
En pleno 2024, con casi un cuarto de nuevo siglo a nuestras espaldas, la ortodoncia sigue experimentando grandes cambios técnicos que suponen alternativas que hace unos años resultaban impensables, fundamentalmente por la incorporación a nuestra rutina diaria del anclaje esquelético como complemento al tratamiento con ortodoncia fija o alineadores, e incluso para el abordaje de disyunciones en adultos.
Sin embargo, es importante recordar que aunque la potencialidad de estas herramientas es enorme, el diagnóstico en ortodoncia y los principios que rigen la oclusión y la relación entre los dientes y sus bases óseas siguen siendo los mismos que hace un siglo.
Hace una década Janson et al publicaban un artículo interesantísimo (Janson G, Maria FR, Bombonatti R. Frequency evaluation of different extraction protocols in orthodontic treatment during 35 years. Prog Orthod. 2014;15(1):51.) en el que concluían que la frecuencia del protocolo sin extracción aumentó gradualmente del 14,29% (1973 a 1977, intervalo 1 de la tabla inferior) al 54,55% (2003 a 2007, intervalo 7 de la tabla inferior).
Además, encontraron que la frecuencia del protocolo de extracción de cuatro premolares disminuyó gradualmente del 65,72% (1973 a 1977) al10,72% (2003 a 2007), mientras que el protocolo de extracción de dos premolares maxilares ha mostrado la misma frecuencia de indicaciones en el mismo periodo de tiempo.
Este último punto es interesante: caen las extracciones en el maxilar inferior… si bien el potencial de crecimiento de este es limitado con técnicas habituales de una clínica de ortodoncia que no incluyan abordaje ortognático.
Si miramos atrás, Ricketts (Ricketts RM. A principle of arcial growth of the mandible. Angle Orthod. 1972 Oct;42(4):368-86.) nos habría dicho que los terceros molares mandibulares deben extraerse si no se van a realizar extracciones de premolares como parte del tratamiento planificado, ya que el 45% de un grupo de pacientes tratados sin extracciones de premolares acabaron necesitando extracciones de terceros molares.
Algo que tampoco se hace.
Es más, en ese mismo artículo nos señala que entre el 15% y el 20% de los pacientes de ortodoncia necesitan extracciones de terceros molares, incluso cuando las extracciones de premolares forman parte del tratamiento ortodóncico activo.
Ante la pregunta, ¿hacemos menos extracciones de las que debemos? La respuesta es que sí, y más teniendo en cuenta cómo la literatura más reciente (Allahham DO, Kotsailidi EA, Barmak AB, Rossouw PE, El-Bialy T, Michelogiannakis D. Association between nonextraction clear aligner therapy and alveolar bone dehiscences and fenestrations in adults with mild-to-moderate crowding. Am J Orthod Dentofacial Orthop. 2023 Jan;163(1):22-32.e4) nos sugiere un alto número de fenestraciones y dehiscencias resultado de una sobreexpansión dental que sobrepasa los límites de ambos maxilares, incluso con apiñamientos moderados.
Quizás deberíamos replantearnos si dedicamos el tiempo suficiente para trasladar la importancia de las extracciones a nuestros pacientes, y si realmente somos conscientes de la importancia de un diagnóstico cuidadoso y un plan de tratamiento que contemple criterios ortodóncicos y periodontales… sea cual sea la técnica que utilicemos.